jueves, 21 de agosto de 2014

Hoy es uno de esos días, sí.

Hoy es uno de esos días en los que la soledad corroe por dentro sin dejar espacio alguno a la felicidad y es que, hay veces que es bueno... No digo que sea bueno eso de no ser feliz, ni mucho menos pero, si que es necesario que una persona tenga este momento de intimidad, este momento de decir "tengo que luchar contra mi misma", este momento en el que todos tus pensamientos, aunque sea una vez cada muy poco tiempo, te ronden por toda tu cabeza, que estén dando vueltas alrededor de esta sin parar planteándote así muchas cosas que quizás antes ni te habías parado a pensar.
Hoy es uno de esos días, si; uno de esos en el que no estoy a gusto con la soledad. ¿Por qué? Pues es muy sencillo, pasa sólo que hoy no me apetecía estar sola y es que a nadie, si estuviera en mi misma piel, le gustaría; pues hoy era día de estar arropada, de sentirme nuevamente querida y no de estar aquí sentada frente al ordenador sintiendo estas ganas de estar acompañada y tan sólo poder arroparme con el cojín.

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